Esta soy yo en días cotidianos,
perdida vagando en Urano,
imaginando a elfas de pantanos
que jamás conoceré.
Lleno de criaturas sin rostros
pero con hambre y sed,
que buscan ser oídas
pero nadie quiere retroceder
para verlas y de su tiempo ceder.
Esta soy yo en días cotidianos
escribiendo a escondidas
con el sol de cómplice en mi ventana,
imaginando a una iguana
volando hacia la nada.
La nada de mi ser
que se encuentra completa
cuando tu aroma acaricia mi olfato.
Hueles a esperanza y miel.
Mis días están seguros en tu piel.
Dibújame, tatúame en tu memoria.
Que nadie sea capaz de borrar nuestra historia.
Historia que no conoces
porque nunca sucedió.
Solo fue mi mente
cómplice de la imaginación.
Y a lo lejos, una vez más,
te digo hola y adiós.
Cómo despedirme de tu vida
si nunca he aterrizado
en tu casa de infancia.
Si solo a lo lejos
te he visto crecer
y por rumores he sabido
de tu proceder.
Pero te quedarás aquí
en mis días cotidianos,
en mis recuerdos abstractos,
en mis poemas sin sentido
para aquel lector
que casi se queda dormido.
Marufner
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