Cada átomo de su cuerpo es mi bendición,
cada célula que la formó fue ordenada por el mismo Dios,
sus glóbulos rojos que se refugian en sus venas
y hacen que la sangre bombee a su corazón,
a esos les rindo mi devoción,
porque con vida la guardan.
Aunque ella cante una canción y su voz
no sea la más melodiosa de la nación
la amo y es una mujer como yo
no me avergüenza decir que entre toda
la creación la escogería a ella
por encima de cualquiera;
No, no es desviación, simplemente mi amor
es tan puro que quiero cuidarla,
para mí no hay como ella dos,
sus ojos rasgados y bonitos
su sonrisa inocente y sus pasos prudentes,
su inmadurez y sus locuras
acompañan mis días de cerca y de lejos
pero no importa cuántas noches de consejo
si lo tomo o lo dejo
ella siempre está dispuesta
a darme de su tiempo.
Marufner
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